Cada verano muchos países sufren grandes incendios forestales que tienen un impacto ecológico muy superior al de los arboles quemados. Entre las consecuencias mas negativas destacan la destrucción de biodiversidad, el aumento de la desertificación o la contaminación de las aguas y la atmosfera. La recuperación de los bosques dañados en ocasiones es casi imposible o puede tardar varias décadas. El fuego arrasa todo lo que encuentra a su paso y es difícil que tanto plantas como animales pueden sobrevivir. Los ecosistemas quedan tremendamente afectados y las especies de la zona deben de encontrar otro nuevo hábitat natural para poder vivir, algo complicado ya que el manto vegetal desaparee casi completo.
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